La productora cinematográfica TESAURO me dio la primera oportunidad de trabajar como dibujante realizando el story board para la película “Lo último de Philip Banter”, de Hervé Hachuel. Era el verano de 1986 y yo tenía 19 años. Desde entonces, a lo largo de estas tres décadas de ejercicio como profesional han sido muchos los story board que he dibujado, sobre todo para diversas agencias de publicidad en España. Trabajar para las agencias de publicidad no es sencillo. Sus tiempos de entrega son siempre irreales y casi siempre, por no decir siempre, hay que trabajar durante toda la madrugada para llegar a tiempo. En su favor hay que reconocer que pagan muy bien. A veces he ganado en un fin de semana de 48 horas de trabajo ininterrumpido más que en todo un mes. Eso sí, después de la entrega te pasas dos o tres días en coma. Lo más difícil es ahorrar pasos intermedios, ser muy directo y ahorrar tiempo; cuando tienes que dibujar 24 láminas en 12 horas, que tendrás que colorear durante la madrugada, no te puedes perder en detalles. Otro aspecto interesante del trabajo con los story board es que te obliga a ser ágil con el lápiz y la visualización de las escenas.  Es un entrenamiento que puede resultar muy útil como preparación para otros géneros como el cómic, o graphic novel, como llaman ahora.

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