Durante los últimos años (desde 2007) he colaborado frecuentemente con la editorial española SGEL. En general, el trabajo de los ilustradores no se ha visto especialmente beneficiado por la aparición de los bancos de imágenes. Los libros de texto, tampoco. La uniformidad de estilo es una constante. Para las pequeñas editoriales, el recurso al banco de imágenes para ilustrar libros de texto a precios sin competencia es una tentación constante. Por ello agradezco especialmente el esfuerzo de editores como SGEL para incluir el mayor número posible de ilustraciones de nueva creación. Esta, en mi opinión, es la única forma de diferenciar los libros en el mercado y de paso mantener vivo el ecosistema editorial.